Como el viento

Tenemos que ser fuertes e incansables como el viento, que sigue en acción inclusive después de recorrer la redondez de la tierra. Más bien se impulsa con más fuerza después de la calma, y arremete contra las montañas con toda su fortaleza. Y aún sin lograr someterlas, cada día lo vuelve a intentar con el mismo valor.

      Su fuerza con que acelera a los veleros, y con la que logra levantar a los aviones, renace cada día. Eleva a las cometas y mueve a los molinos, sin temor a nada, ni a nadie. Convierte los obstáculos en polvaredas, y somete la maleza para hacerse camino, y así poder cumplir con su misión. En su interior transporta el oxigeno que necesitan los seres humanos  para poder vivir. Cuando este gas vital es respirado por una persona, éste reacciona con las grasas, los azucares y las proteínas contenidas en el cuerpo. Esa reacción produce agua y energía celular. Vida en acción y movimiento.

     El propósito del viento es un ejemplo natural que debiéramos seguir para llegar a los destinos que esperan por nosotros. Y también para comprender que en cada hombre existe algo necesario, allá en su potencial, dentro de su corazón, que si lo deja salir puede contribuir a que muchos logren materializar también el objetivo principal de su existencia.

¡Como el viento! refrescando, impulsando, cabalgando…

Autor: Alfonso Acero Vega
Fecha de Publicación: 13/10/2017