Hay momentos definitivos en la vida en donde se conoce el valor o el temple de cada persona o de cada cosa, y es cuando nos enfrentamos a obstáculos por superar, o también cuando aparecen nuevos retos. Porque es ahí cuando se conoce la naturaleza de cada quien.
Por ejemplo, al pasar un huevo huevo por agua caliente, eso le hace producir un cambio interno. Porque ahora ese huevo que tenía el potencial de convertirse en un pollito, solamente le queda el ser un huevo duro, un huevo cocinado.
De la misma manera le acontece a una papa, si la colocamos en agua hirviendo, se va a volver blandita y va a perder las características que le podrían haberla convertido en una mata de papas y haber traído muchas otras papas a existencia.
Así pasa con las personas, hay circunstancias en donde se precisa un cambio en nuestros anhelos o en nuestros sueños, o dicho de otra manera: un reenfoque de lo que queremos alcanzar.
A veces, para poder servir de una manera más amplia y generosa, se requiere una reorientación de nuestros propósitos internos, y reconocer las necesidades y prioridades de los demás; comprenderlas y hacerlas parte de nuestro sentido de existencia. Porque de esta manera, logramos con nuestro liderazgo, aportarles unas herramientas o un camino más expedito para que puedan cumplir sus objetivos.
Y así como el huevo que manifestó unas nuevas características para convertirse en alimento, y como la papa que pasó a nutrir y hacerse parte de una dieta cotidiana, nosotros también tenemos cómo alimentar las metas y los objetivos de nuestros semejantes. Podemos también darles energía y suplirlos de las vitaminas emocionales necesarias para que sigan hacia adelante en todas sus jornadas.
Que el sustentar y el fortalecer sea una nueva cualidad en nuestro liderar diario. Que el estimular y el proveer nos acompañen siempre, y que así logremos siempre apoyar e inspirar a los que están a nuestro alcance.
Es posible que manifestemos un mejor carácter o unos dones diferentes sin tener que pasar por circunstancias adversas como la papa o como el huevo, porque sencillamente estamos diseñados a la imagen y a la semejanza DEL QUE TODO LO PUEDE.
Agregar comentario